ESPERO ENCORVADO
QUE LOS MINUTOS
actúen sobre mi
ventana
y en tu
decomural
piloteemos el
rascacielos de tus nalgas
y me enrostres
ese azar de tocar un dedo
o el roce
distraído
de mi ombligo en
tu finísima hebra
que mira, sostiene
el vacío
del tomate que
pelo y
aromatiza mi
pieza cerrada
a oscuras con
los parlantes apagados.
Ese tomate
quiebra tu vientre
cuando visito
imágenes que deflecan tu nombre.
Así tirita la
piel que rasgué,
así se
escabullen tus gemidos.
Tus párpados
golpean el silencio
amarrado hasta
la punta de mi cuchillo
y te parto ácida
de gajitos
enhebrada en mi
uña, contando
los últimos
minutos.
Dónde
aparecerá de
nuevo el rímel cama abajo,
tu figura impresa
en mis ojos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario