VULCANO
su boquita pixeleada emite cinco vocales magenta
el jovenzuelo desvirgado las contempla
flotan en medio de la habitación
cambian su tonalidad entre
bemoles y sostenidos
en el claroscuro de un acuario
los faroles alumbran la frente sudorosa del chico
pasmado ante los colores procesados del monitor
ninguna muchachita es digna de comparación
no la cambiaría por nada
ni por otro minuto con la candela
que tanto tenían en común
que lo hacía tan bien y sin remordimientos
su retrato reposa en el escritorio
un día de estos desaparecerá en medio
del fuego y el confort pegajoso
por mientras:
sasha masajea su entrepierna
durante media hora
la estimulación aumenta
la frecuencia sónica de su voz
los silencios se condensan
en una gran mancha roja
de las ondas emitidas por
audífonos a todo volumen
se filtran pequeñas gotas de lava
estas derriten poco a poco los oídos
y se filtran en los enchufes
cocinan la carne a fuego lento
y derriten el teclado
el muchacho solo puede dejar una
mancha caliente
como regalo a sus rosados pixeles
Tomás
Morales
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